Los planes de pensiones vuelven a casa por Navidad. Bueno, un poquito antes. Es el momento en que el ciudadano que ha conseguido llegar a final de año con unos ahorros se plantea destinar algo a su jubilación. O, muchas veces, casi pensando también en obtener un ahorro fiscal de fin de año que le tendrá que pagar a Hacienda o directamente que le pueda salir a devolver la declaración del año que viene.
Llegan también las campañas de publicidad y los anuncios de entidades ofreciendo incentivos y regalos por contratar sus planes. ¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de elegir?
1. ¿Realmente me conviene invertir en un plan de pensiones?
Lo que está claro que sí es imprescindible es ahorrar para la jubilación y, a ser posible, hacerlo con el producto que nos ofrezca la mejor fiscalidad posible a largo plazo. Y que, cuanto antes, mejor, aunque sean muy pocas cantidades al principio.
Su gran desventaja es la iliquidez. Si en algún momento quieres retirar el dinero, con el plan de pensiones tienes un problema, salvo en casos especiales.
Para alguien que no tenga muy claro si puede o no necesitar el dinero, en mi opinión la ventaja fiscal no compensa elegir un plan y nos decantaríamos por un plan de ahorro.
2. ¿Cuáles son las ventajas fiscales de un plan de pensiones?
Las aportaciones que haces a un plan te permiten reducir de la base imponible del IRPF con un límite de 10.000 euros con carácter general y de 12.500 euros para los mayores de 50 años. En la práctica, esto supone que el total sobre el que tienes que pagar impuestos a Hacienda se reduce y al hacer la declaración tendrás que pagar menos o bien aumentarán las opciones de que salga a devolver.
El problema es en el momento del rescate del plan de pensiones, que es cuando tienes que pasar por Hacienda. Este dinero tributa como rentas del trabajo, por lo que van al tipo marginal de cada contribuyente. Y no hay mínimos exentos en el rescate para las nuevas aportaciones, como sí sucedía en el pasado.
3. ¿Qué debo tener en cuenta para elegir un plan u otro? Varios factores:
– Primero, pensar en nuestro perfil y objetivos. Y buscar uno que se ajuste a nuestro perfil.
Primero, qué edad tenemos y cuántos años por delante para ahorrar. Así como nuestro perfil de riesgo. Si somos jóvenes, quizá nos interesa un plan que invierte más en acciones, que a largo plazo sigue siendo la opción más rentable para las carteras. Si ya somos mayores, deberíamos intentar asegurar un poco más porque es posible que necesitemos rescatar el plan pronto y no querremos acusar las locuras y neutras que de cuando en cuando le dan al mercado. Por lo tanto, una opción más conservadora.
En la gama de planes de pensiones hay para todos los gustos, de mayor a menor volatilidad. Pero primero hay que pensar en cómo somos y lo que necesitamos.
– La rentabilidad, clave
El mundo de los planes de pensiones no destaca precisamente por las rentabilidades en la mayoría de los planes. Por lo que hay que elegir bien. Son pocos los que tienen muy buenos números y el coste de oportunidad suele ser elevado.
Lo de seguir la manada tampoco funciona aquí. Lamentablemente, los planes de pensiones con más partícipes no suelen ser los más rentables…
Por ejemplo, el plan de pensiones de renta variable que a cierre de septiembre tenía más partícipes, el BS Plan Renta Variable, con más de 40.000, no está entre el 25% más rentable de su categoría a ninguno de los plazos, ni de corto ni de largo. De hecho, a 15 años pierde un 0,2% anualizado. Y A 10 años también está entre los peores de la categoría, con auna rentabilidad de sólo el 1,77% anualizada. El plan tiene una comisión de gestión del 1,9%… Es decir, que durante la última década la gestora ha ganado más que los partícipes.
En fin, es sólo una muestra. Pero podríamos traer muchas más.
Los números dicen que la mayoría de ahorradores no eligen el plan por su rentabilidad, , sino porque se dejan llevar por el producto que les ofrecen o por los regalos.
Y no debería ser así. Una vez tengamos claro el perfil, deberíamos elegir los planes de pensiones con mejor y más consistente rentabilidad a los diferentes plazos.
En la página web de Inverco se puede encontrar, por categorías, la rentabilidad de los distintos planes desde plazos cortos a plazos largos.
– Comisiones competitivas
En un plan que podemos tener con nosotros durante décadas, es muy importante la parte que destinamos a pagar en comisiones. Cuanto más altas sean, como es lógico, más riesgo tenemos de que nuestro dinero crezca menos. Y menos partido podremos sacar del interés compuesto, del efecto bola de nieve que otorga el tiempo a la rentabilidad de nuestras inversiones.
Y esta es una pregunta que casi nadie hace al elegir, cuál es la comisión anual de gestión y depositaría que me va a cobrar mi plan de pensiones. Si la comisión es cercana al 2%, debemos asegurarnos de que la rentabilidad es excelente. Si no, quizá compense buscar una opción mucho más barata.
La dirección general de seguros tiene un buscador de planes de pensiones y comisiones. Suele funcionar bastante regular, pero por lo menos probar.
– Ignorar los regalos
Demasiada gente elige su plan de pensiones por el regalo, selecciona el producto en el que confía para su jubilación, en función del ‘obsequio’ que le dan en la sucursal bancaria por contratarlo, que puede ir desde una televisión, a un ipad pasando por un chorizo ibérico.
Nunca, nunca, se debería elegir un plan de pensiones por el regalo que nos ofrecen. El regalo nunca es un regalo, sino una retribución en especie. El dinero que nos paguen por el regalo, por lo tanto, no lo tendremos en rentabilidad. Y no se beneficiará del interés compuesto.
Lo mejor es elegir el plan de pensiones por los factores antes comentados, que se ajuste a nuestro estilo, que esté entre los mejores de su categoría en rentabilidad y que tenga comisiones ajustadas.
Si después de hacer esta selección, resulta que el que mejor nos sale además nos da un regalo, miel sobre hojuelas. Pero ya les digo yo que esto no suele suceder. El mejor regalo que te puede ofrecer un plan de pensiones es una buena rentabilidad a largo plazo.